lunes, 25 de abril de 2011

del Espíritu





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... en el borde del desierto y cerca de la región verde, los viajeros vislumbraron una cordillera de lo más peculiar: figuras geométricas formadas por caras triangulares, cuyas aristas puras se elevaban oblicuamente hasta converger en vértice afilado. No obstante, aquello no era obra de los dioses, sino del hombre: se trataba de las colosales construcciones de las que se hablaba en todo el mundo y que el anciano ya había descrito a José; la tumbas de Jufu, Jefrén y otros reyes de tiempos remotos, erigidas por cientos de miles de esclavos que habían trabajado sin aliento, a golpe de látigo, durante decenas de años, dejándose la piel en aquella tarea ardua y monótona; habían extraído de las canteras de Arabia millones de bloques de granito que pesaban toneladas, los habían arrastrado hasta el río para llevarlos al otro lado en embarcaciones, y luego, entre gemidos de esfuerzo los habían subido por rampas hasta la orilla del desierto libio, donde, desafiando las leyes naturales, los habían izado valiéndose de poleas y apilado hasta alcanzar la altura de una montaña; esclavos que caían y morían bajo el sol abrasador del desierto, con la lengua fuera a causa de la extenuación, con el fin de que el dios-rey Jufu pudiese reposar debajo, en el interior de una cámara protegida por el peso de siete millones de toneladas de piedra, con un ramo de mimosas sobre el corazón.

José y sus hermanos. Vol III. José en Egipto. Thomas Mann.


Hace ya más de un cuarto de siglo que recostado en el asiento trasero de un Seat 1430 leía Del yo al nosotros de Valls Plana, un comentario a la Fenomenología del Espíritu de Hegel, cuyo sistema idealista se me resistía (o quizá era yo quien se resistía). Cruzábamos la meseta castellana desde el sur en dirección a Vitoria. Agosto ofrecía un paisaje de secos rastrojos entre escasas sombras de encinas -o de álamos en el cauce seco de los arroyos. La llanura interminable era apenas interrumpida por frondosas sierras para retornar sofocante y desértica "...tierras para el águila". Y de repente, en el horizonte y sobre la ciudad, emergía una mole gris de contornos puntiagudos: la catedral.

Imaginar el desvarío y el esfuerzo necesario para acarrear la piedra y levantar aquella desmesura de entre los rastrojos -y pensarlo en el modo del entusiasmo y de las tragedias humanas- fue un destello que dejó traslucir la verdadera esencia -y la potencia- de ese Espíritu Absoluto que en vano trataba de descifrar. Esa tarde de agosto en Burgos empezaron a cobrar sentido para mí las palabras de todos aquellos con los que había tratado de acceder al pensamiento de aquel suabo de ojos grises, cuyo retrato en la Alte Nationalgalerie de Berlin me defraudó en su ingenuidad pastel. No ocurrió lo mismo en el museo egipcio ante el inquietante ojo tuerto de Nefertiti.


miércoles, 13 de abril de 2011

Mentar la bicha

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No hace mucho he defendido la idea de que al finalizar su ciclo de escolarización obligatoria el alumno debería tener algunos conocimientos básicos acerca del medio social, político y jurídico -nacional e internacional- en el que vive y que me parecía tan esencial ese conocimiento como que el alumno conozca el medio geográfico y natural. He sugerido también que la materia de Educación para la ciudadanía debería contribuir a tal objetivo.

Las respuestas que ha obtenido ese pequeño escrito han dejado patente que la polémica respecto de EpC continúa viva.

Entre las respuestas quiero destacar la de Angel Martín, sin duda una de las más cuidadas, perspicaz y expuesta en forma racional y argumentativa.

Esta ha sido mi contestación:

Antes de nada deseo agradecer a Angel su interés por mis tribulaciones; el que comprendiéndolo lo leyera y además lo contestase cumple con creces las aspiraciones de un texto que fue escrito con la esperanza de suscitar alguna lectura y alguna respuesta tan perspicaz como la que nos ocupa.

Lo cierto es que puedo suscribir la práctica totalidad de lo que Angel expone. No obstante haré algunas precisiones: la principal es que la cuestión que me parece más relevante es la primera: " ¿Consideramos necesario que el alumno al finalizar su ciclo de escolarización obligatoria tenga conocimientos básicos acerca del medio social, político y jurídico -nacional e internacional- en el que vive?", que precisamente no es tratada pero parece que el autor de la respuesta acepta, aunque apunta que también esta cuestion podría ser contestada negativamente y supongo que sustentada con argumentos racionales -naturalmente me interesan tales argumentos.

La segunda cuestión que planteo [¿Puede una asignatura como Educación para la ciudadanía contribuir a este propósito?] no tiene a mi entender demasiado empaque. Y se seguía de mi respuesta positiva a la primera cuestión -sin mucha profusión de argumentos, lo reconozco,"me parece tan esencial ese conocimiento como que el alumno conozca el medio geográfico y natural"-. Con mi respuesta a la segunda cuestión sólo trataba de darle una utilidad razonable a ese espacio real que ocupa la EpC en los planes de estudios: ¿no podría servir a aquel objetivo?.

Coincido con Ángel en que para alcanzar dichos contenidos y objetivos no necesitamos salir de las ciencias sociales, por supuesto [el problema es simplemente de facto, de la necesidad de una ampliación de ciertos contenidos ]. No pretendo [ y agradezco que el autor de este post me exima explícitamente de esa pretensión] enmendar la plana a ningún colectivo, pero tampoco es descabellado que también el departamento de filosofía pueda hacerse cargo de esos contenidos y objetivos, al fin y al cabo impartimos (quizá habría que interpretar el verbo en pasado) Sociología en segundo de bachiller sin mayores problemas de conciencia. Además comprenden contenidos jurídicos que no pertenecen específicamente a ninguno de los departamentos citados y tampoco están ausentes los contenidos filosóficos -su limitación vendría dada simplemente por la edad y madurez propia del alumno al que van dirigidos ( sea de segundo, tercero o cuarto de ESO) y al que deberían adaptarse.

Por descontado que no me preocupa demasiado si esos contenidos los englobamos bajo el rótulo de EpC o por el de Fundamentos jurídico-políticos del mundo contemporáneo... o Introducción a ..... Lo esencial es determinar qué contenidos son pertinentes, qué objetivos se cumplen o no y cómo podrían mejorarse.

Respecto al asunto de lo descriptivo y lo valorativo. No pretendía yo argumentar ni en favor ni en contra de tales distinciones. Con la denuncia de "supuestos ideológicos nada científicos presentes en el curriculum de la materia y que hacen de ésta una forma de ideología de cariz adoctrinante más que un campo de conocimiento abierto a la verdad y a la crítica." ... me refería simplemente a la aceptación dogmática de ciertas valoraciones y al presunto parcialismo político.

Muy interesante me ha parecido la conclusión de que una disciplina tal "solo puede tener espacio como encomio o panegírico, es decir, como un género retórico". En efecto, se sigue de las premisas que se enuncian, pero espero que no estemos obligados a tener que aceptarlas necesariamente.

Por último sí quiero contestar a la cuestión de qué concepción de la ética y de la filosofía defiendo. Podría decir que ninguna, pero simplemente lo ignoro. Sí sé que en su origen está la vivencia (conciencia) de esa tensión entre Diógenes y Aristipo, de Sócrates con Gorgias, de Aristóteles con Platón, del imperativo catégorico y el utilitarismo, de Schonpehauer y Hegel... o de Wittgenstein consigo mismo.

Un cordial saludo.
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