Vía Rafael Robles (magnífico blog que suelo frecuentar) he tenido conocimiento de unas explosivas manifestaciones de Rosa Regás que han tenido amplia repercusión en diversos medios. Y cuya síntesis más cruda es: “la educación en España es la vergüenza de este país”.
Me gustaría destacar algunas de las afirmaciones que se recogen en la noticia:
"A su juicio, mientras no se comprenda "que sólo la cultura puede cambiar la sociedad", y mientras "sigamos pensando que es la economía" la que lo cambia y que "cuantos más coches tengamos mejor, no se solucionará la falta de interés de los jóvenes".
"los políticos "se pelean" por asignaturas que "llamábamos marías en la época franquista" y, sin embargo, "no se preocupan en dar como materias obligatorias aquellas que sientan unas bases culturales, como la literatura española".
“Lo peor es que no hay remedio a la vista”
Me ha llamado la atención el comentario que Rafael ha dedicado a Regás tildándola de malinchista [no he podido evitar acordarme en este punto de los llamados afrancesados] y recomendándole la lectura de Savater:
“Mi actitud, nada original desde los estoicos, es contraria a la queja: si lo que nos ofende o preocupa es remediable debemos poner manos a la obra y si no lo es resulta ocioso deplorarlo, porque este mundo carece de hojas de reclamaciones.” El valor de educar.
Me deja dubitativo la cita, porque no acierto a ver lo que con el apoyo de Savater y estoicos intenta sugerirnos Rafael. Supongo que no pretenderá sugerir que es censurable la denuncia de lo que consideramos injusto, vergonzoso, impropio o deficiente. Por mi parte sólo puedo aplaudir a Rosa Regás y a todos los que se atreven a denunciar la penosa situación de la educación en España: Muñoz Molina, Elvira Lindo, Arturo Pérez-Reverte, Rodríguez Adrados y muchos otros.
No creo que el silencio y el ocultamiento se encuentren en el camino de la solución; las voces que hacen patente el problema, quizá sí.
Pero quizá para algunos no existe tal problema.